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Asesorando en la política pública a favor de los NNA y Jóvenes

Debate al proyecto de Ley número 179 de 2019 Cámara de Representantes


Por medio del cual se prohíbe el uso del castigo físico o cualquier tipo de violencia como método de corrección, contra los niños, niñas y adolescentes y se dictan otras disposiciones, acumulado con el Proyecto de ley número 212 de 2019, por el cual se prohíbe toda forma de castigo físico y tratos crueles, humillantes o degradantes contra niñas, niños y adolescentes y se dictan otras disposiciones.


EDUCAD AL NIÑO Y NO SERÁ NECESARIO CASTIGAR AL HOMBRE”, Pitágoras
Famosa frase de Pitágoras, escrita hace más de quinientos años y que aún en el siglo XXI nos invita a reflexionar y a repensarnos en nuestro papel de padres y educadores.

El castigo físico para socializar al niño, niña y al adolescente es cuestionable y problemático, porque precisamente ese adulto es la figura en la que el menor genera una relación afectiva de apego, construye su seguridad emocional, y basada en esta es que aprende a relacionarse con los otros y con el mundo.

Conductas como las agresiones físicas y psicológicas a los menores tienen consecuencias como que afectan negativamente la representación de sí mismo y la autoestima, así como la confianza que tiene en las personas más significativas de su entorno familiar y social más cercano.


Por otra parte, diversos estudios y evidencia a nivel mundial han demostrado que las repercusiones negativas del castigo físico no se limitan a la infancia, niñez y adolescencia, sino también en la adultez, lo que implica que estas prácticas disciplinarias tienen consecuencias a lo largo del ciclo vital de las personas.

Ninguna investigación hasta la fecha ha mostrado que el uso del castigo físico como práctica disciplinaria tenga algún tipo de efecto beneficioso, ni en el desarrollo socioemocional de los menores. Algunos hallazgos negativos internacionales derivados de estas prácticas disciplinarias han sido que estas prácticas no promueven el desarrollo moral. Están asociadas con un aumento de comportamientos agresivos en la niñez, contribuyen a que el niño y la niña desarrollen poca capacidad de regulación emocional, implican una tendencia hacia la transmisión intergeneracional de la violencia, pueden afectar negativamente la calidad de la salud mental.


Por tanto, las evidencias científicas son un llamado al Estado, las familias y la sociedad civil en su corresponsabilidad, para que comprendan la necesidad de tomar medidas preventivas y legales, así como una transformación cultural para erradicar estas prácticas de castigo físico y tratos crueles, generalizados a niños, niñas y adolescentes en Colombia.


Lesiones en el desarrollo cognitivo y socio emocional


Por otro lado, está científicamente comprobado que el maltrato físico se relaciona con riesgos para el desarrollo cerebral, cognitivo y socioemocional.


En una investigación se siguió a 300 niños y niñas desde los 2 hasta 11 años de vida y se encontró que el recibir palmadas como método de castigo se asocia con diferencias en el funcionamiento cerebral, particularmente de áreas en la corteza prefrontal medial, las cuales perduran a medida que los niños y niñas se desarrollan. Las investigaciones realizadas en Colombia, siguieron en el tiempo a más de 7.000 niños, niñas y adolescentes entre 0 y 16 años en diferentes regiones del país.

En estos estudios identificamos que el castigo físico se asocia con un mayor riesgo de problemas en el desarrollo cognitivo y socioemocional.


Los resultados encontrados en investigaciones en más de 60 países arrojan resultados parecidos. En particular, encontramos que desde antes de los cinco años de vida ya hay diferencias en desarrollo cognitivo entre niños y niñas castigados físicamente y no expuestos a esta violencia.


JORGE CUARTAS - INVESTIGADOR UNIVERSIDAD DE HARVARD

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